lunes, 24 de agosto de 2009

Uso de Software ilegal

Chile es uno de los países Latinoamericanos que presenta los mayores índices de penetración tecnológica. Hace unos pocos años atrás -no más de diez-, tener un teléfono celular era un lujo, sobretodo considerando su alto costo; en el mismo sentido, era un verdadero privilegio de pocos contar con un computador personal, (de laptops, ni hablar...). Ahora es extraño ver a una persona (niño, joven, adulto, y hasta adultos mayores) sin, al menos, un teléfono móvil. Y si bien en el caso de los computadores la penetración no ha sido tan amplia, según una encuesta realizada por la consultora Everis en el 2007, por cada 1000 habitantes, 326 tiene computador personal, y de ellos, alrededor de 240 contará con acceso a Internet. (FUENTE) Esto, sin contar todas las personas que acceden a través de los Infocentros creados por el Gobierno precisamente para proveer acceso a quienes no cuentan con lo necesario en sus casas; además de los abundantes ciber cafés que hay en prácticamente todos los sectores urbanos del país. Esto nos habla de que la computación, y por ende el software, se ha constituido en una industria de gran trascendencia social, y por supuesto, económica. Y casi tan importante como ha sido el crecimiento de esta industria, ha sido el crecimiento de la piratería de software: según la International Data Corporation (IDC) y Bussiness Software Alliance (BSA), el 67% del software que se usa en Chile es pirata (FUENTE).


Personalmente, como usuario de computadores desde hace ya unos ocho años, debo decir que el único software original que he comprado fue el juego Sim City 2000, cuando recién salió, y que significó la para mí exorbitante inversión de $23.000, que si bien ahora no es mucha plata, para un niño de clase media de unos 12 años en 1999, sí lo era. Recuerdo de otra adquisición de programa computacional con la debida licencia de uso, no tengo, y la razón que subyace este actuar es netamente económica... Para ilustrar mis planteamientos, pasemos a revisar algunos datos.


El precio de la licencia de Microsoft Office 2007 Professional OEM (es decir, sin el CD o DVD, sino que preinstalado sólo en equipos nuevos) en cualquier tienda en Chile es de, en promedio, $250.000, mientras que en Estados Unidos se puede encontrar la misma versión del software pero de Retail, (es decir, con la caja del programa, manuales, DVD's, etc) a un precio especial para estudiantes que no supera los $60.000 (US$100). Otro ejemplo es el S.O. más popular en computadores de escritorio, Windows, que en su edición Vista Bussiness 32-bit OEM, puede valer, en Chile, aproximadamente $114.000, mientras que el Windows Vista Home Premium con SP1 32-bit OEM, puede encontrarse en Estados Unidos a no más de $60.000. Finalmente una comparación de precios de juegos: El popularísimo GTA IV cuesta en Chile $35.000, mientras que, volviendo a USA, podemos hallarlo, también original y nuevo, a unos $10.000.
¿Qué quiero decir con estas cifras? Que Chile tiene precios mucho más elevados para software original que el que tienen países desarrollados, tomando como ejemplo a Estados Unidos, lo cual es ridículo si consideramos que, según cifras del Fondo Monetario Internacional (extraídas de Wikipedia), en el 2008 el PIB anual per cápita en Chile era de US$14.510, mientras que el de EE.UU. era el mismo año de US$46.859. Entonces, ¿tiene sentido que un país como el nuestro tenga impuestos tan altos al software, elevando sus precios más allá de lo que se paga en países desarrollados?
Sería excelente comprar software original, y disfrutar de todos los beneficios que una licencia original depara, pero esto no será realidad hasta que la valorización de los mimos no se adapte a las realidades de cada país -no es de extrañar, a la luz de los datos presentados, que nuestro país lidere los índices de piratería-, y se pueda de esa manera incentivar la preferencia por la legalidad.